Descripción
Tras una experiencia tan extraordinaria, el autor sentencia:
«Quien diga que la noche carece de luz debe estar ciego, o tener sus ojos cerrados, o tal vez no conozca la noche. He visto cielos nocturnos tan hermosos que quedé extasiado de su belleza, y tan luminosos que mis pupilas respondieron con lágrimas ante tal inundación de luz. Tales cielos siempre corresponden a los lugares más oscuros, porque cuando se apagan todas las luces a nuestro alrededor es cuando se encienden las lámparas celestes».
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