Descripción
Nuestros hijos nos piden que a la hora de dormir les contemos historias; nos reunimos alrededor de la mesa del comedor para contar y recontar nuestros relatos favoritos… cuanto más dramáticos, mejor. Pero cuando se trata de nuestras vidas actuales, preferimos algo menos sensacional, e incluso aburrido.
Queremos que nuestras propias historias sean previsibles, seguras, controlables y carentes de catástrofes.
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