Description
En la vida los tiempos difíciles nos llegan a todos, sin ninguna explicación real.
El sufrimiento y el amor están inexplicablemente vinculados, como lo demuestra el amor de Dios por Su pueblo en el hecho de que envió a Jesús a cargar nuestros pecados, aflicciones y sufrimientos en la cruz, y llevó lo que no era suyo para que no tuviéramos que llevarlo nosotros.
Él ha recorrido el último camino del sufrimiento, y ha ganado la victoria en nuestro nombre.
Esta verdad llevó a Elisabeth a decir: «Lo que sea que esté en la copa que Dios me está ofreciendo, ya sea dolor, pena, sufrimiento y pesar junto con muchas más alegrías, estoy dispuesta a aceptarlo porque confío en Él».
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